La incertidumbre geopolítica y la dependencia tecnológica de Estados Unidos están llevando a países europeos, como Portugal, a replantearse su estrategia de defensa. El todavía ministro de Defensa portugués, Nuno Melo, ha cuestionado la conveniencia de adquirir el caza F-35A Lightning II estadounidense para reemplazar los envejecidos F-16 de su fuerza aérea. En una entrevista con el diario Público, Melo destacó que la falta de previsibilidad de Washington en cuanto a mantenimiento y suministro de componentes obliga a considerar alternativas europeas. «La posición reciente de Estados Unidos, tanto en la OTAN como en el ámbito geoestratégico, nos debe hacer reflexionar sobre las mejores opciones», afirmó.
Pero, Portugal no es el único país que está reevaluando su dependencia de la tecnología militar estadounidense. La industria europea de defensa, aunque cuenta con empresas competitivas a nivel global, enfrenta deficiencias estructurales que limitan su capacidad para producir sistemas avanzados con la rapidez y en las cantidades necesarias. Según un borrador del libro blanco militar de la Comisión Europea, al que ha tenido acceso El Mundo, la base industrial europea necesita una transformación profunda para reducir su dependencia de actores externos y fortalecer su autonomía estratégica.
En este contexto, las opciones europeas para Portugal incluyen el Eurofighter de Airbus, el Gripen de Saab y el Rafale de Dassault. Sin embargo, solo el Rafale está completamente desvinculado de la tecnología estadounidense, lo que lo convierte en una opción atractiva para países que buscan reducir su dependencia de Washington. Aunque Melo evitó mencionar directamente el modelo francés durante la entrevista, su enfoque refleja una tendencia creciente en Europa hacia la consolidación de una defensa autónoma y colaborativa.
A su vez, la Comisión Europea está impulsando una serie de medidas para fortalecer la industria de defensa del bloque. Entre ellas, destaca la integración de la innovadora industria ucraniana, que ha demostrado su capacidad para adaptar y mejorar equipos en tiempo real durante el conflicto con Rusia. «Ucrania cuenta con una industria de defensa muy innovadora, especialmente en áreas como la inteligencia artificial y los drones, que puede dar un importante impulso a la competitividad europea», señala el borrador. Esta colaboración no solo permitiría transferir conocimientos, sino también acelerar el desarrollo de tecnologías de vanguardia.
Además, Bruselas propone eliminar obstáculos burocráticos, garantizar el suministro de bienes críticos y simplificar las normas que rigen la industria de defensa. Estas medidas buscan crear un «dividendo colaborativo» que permita a los Estados miembros trabajar de manera más eficiente y reducir costes. El informe Niinisto, encargado por la Comisión, subraya la necesidad de un compromiso inequívoco de los países europeos para planificar, invertir y operar juntos. «La falta de colaboración ha provocado ineficiencias y costes adicionales para todos», advierte el documento.
Por su parte, el presidente español, Pedro Sánchez, ha respaldado esta visión durante su intervención en el Congreso del PSOE en Cantabria. «Solo Europa sabrá cuidar de Europa. Tenemos que dar pasos decididos para proteger Europa por nosotros mismos», afirmó. Sánchez defendió un aumento del gasto en defensa sin renunciar al Estado del bienestar, subrayando la importancia de fortalecer la autonomía estratégica del continente en un contexto global cada vez más incierto.
La formación y retención de talento también son pilares clave en la estrategia de la Comisión. El borrador del libro blanco destaca la necesidad de atraer y formar ingenieros y expertos en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) para reducir la dependencia de proveedores externos y desarrollar capacidades de nueva generación. «La expansión de la industria de defensa creará oportunidades de reciclaje y mejora de cualificaciones en otros sectores industriales», señala el texto.
En definitiva, Europa está dando pasos firmes hacia una defensa más autónoma y colaborativa, en un esfuerzo por reducir su dependencia de actores externos y fortalecer su posición en el escenario global. La integración de la industria ucraniana, la simplificación de normas y la inversión en talento son solo algunas de las medidas que buscan transformar la base industrial europea y garantizar su competitividad en un mundo cada vez más complejo y vulnerable a conflictos.
17/03/2025
María Angélica Carvajal