El ejército israelí reconoció su “fracaso total” en la prevención del ataque del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás, admitiendo que durante años subestimó las capacidades del grupo palestino. Un informe publicado el jueves pasado, basado en una investigación interna, concluyó que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) “fallaron en su misión de proteger a los civiles israelíes”, lo que ha generado fuertes críticas al gobierno y al liderazgo militar del país.
Según medios internacionales, el informe indica que la percepción de que Hamás no estaba interesado en un conflicto a gran escala llevó a una falta de preparación por parte de Israel. Además, el ejército centró sus esfuerzos de inteligencia y militares en otras amenazas, como Hezbolá en Líbano, y dependió excesivamente de sistemas de defensa y barreras físicas. Esta estrategia dejó al país vulnerable ante el ataque sorpresa, que resultó en la muerte de aproximadamente 1.139 personas en Israel, el secuestro de más de 200 rehenes y el inicio de la guerra en Gaza.
El ataque de Hamás se llevó a cabo en tres oleadas y, en su punto más crítico, involucró a más de 5.000 combatientes y civiles ingresando a territorio israelí. En la primera ola, más de 1.000 combatientes irrumpieron en el país bajo intenso fuego, desactivando los sistemas de comunicación y comando militar israelíes, lo que generó caos en la respuesta del ejército. Posteriormente, unos 2.000 combatientes participaron en la segunda oleada y cientos más se sumaron en la tercera, junto con miles de civiles.
Desde entonces, Israel ha respondido con una ofensiva militar en Gaza que ha causado más de 48.000 muertes palestinas, lo que ha intensificado la presión sobre el gobierno de Benjamín Netanyahu. La falta de preparación y la lenta respuesta militar han generado llamados a la renuncia del primer ministro, quien ha sido cuestionado tanto por la oposición como por sectores de la población israelí.
Las presiones y las repercusiones del ataque han provocado cambios dentro del liderazgo militar del país. En 2024, del jefe de inteligencia, Aharon Haliva, renunció tras reconocer las fallas en la prevención del ataque. En enero 2025, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, también dimitió, calificando la crisis de seguridad e inteligencia como “terrible»; y Yaron Finkelman, comandante del sur del ejército, hizo lo mismo asumiendo su responsabilidad en los errores cometidos el 7 de octubre.
Este nuevo informe ha avivado el debate en Israel sobre la necesidad de una investigación más amplia y transparente, pues ha evidenciado fallos en una de las fuerzas de defensa considerada como uno de los sistemas de seguridad más desarrollados del mundo. Es así como Yair Lapid, líder de la oposición israelí, instó nuevamente a Netanyahu a través de una publicación en la red social X a formar una comisión oficial para analizar lo ocurrido. “El ejército muestra coraje e integridad al investigarse a sí mismo sin encubrir ni evadir responsabilidades. Es hora de que el gobierno israelí haga lo mismo”, escribió Lapid.
Mientras tanto, la segunda etapa de la tregua, que se espera que comience el 2 de marzo, implicaría la liberación de los últimos rehenes y el fin definitivo de la guerra en el territorio palestino.
28/02/2025