La ciudad de Dublín ha sido el escenario de violentos enfrentamientos, durante la noche del jueves, atribuidos a grupos de extrema derecha. Esta violencia en las calles se produce tras un trágico incidente ocurrido el mismo día, en el que cinco personas, entre los que se encontraban tres menores, fueron apuñaladas.
Tal y como habían comunicado los testigos y las autoridades competentes, se trataba de un ataque con arma blanca en el centro, cerca de una guardería, en el que un hombre de 50 años de edad apuñala a una madre y a sus hijos.
Al parecer, según han señalado algunos medios de comunicación, el agresor no es de origen irlandés, aunque lleva veinte años en el país y ya está en posesión de la documentación irlandesa.
En este contexto, tras el apuñalamiento múltiple, los grupos más radicales llevaron a cabo una manifestación anti-inmigración en los alrededores de la escena del incidente, al norte de la capital.

La concentración se convirtió en ataques contra la Policía irlandesa (Garda), con lanzamiento de botellas, fuegos artificiales y otros artefactos, extendiéndose a otras partes de Dublín donde numerosos jóvenes comenzaron a incendiar coches de policía, autobuses y tranvías.
Los manifestantes también saquearon diversas tiendas del centro e incluso lograron entrar a la fuerza en un gran centro comercial, según se muestra en numerosos vídeos compartidos en redes sociales.
Ante estas actuaciones, el máximo responsable de la Garda, Drew Harris, calificó las protestas como «vergonzosas» y aseguró que están impulsadas por «una facción de gamberros» de «ideología de extrema derecha». Asimismo, pidió a la ciudadanía que ignore «los rumores» que circulan sobre la identidad del atacante, pues se trata de «información malintencionada», difundida por determinados colectivos «para sus propios fines».