
Conforme a lo establecido en la Constitución de España, corresponde al Rey Felipe VI la responsabilidad de presentar un candidato para someterlo a la sesión de investidura después de haber concluido las reuniones con las distintas formaciones parlamentarias. Según el artículo 99.1 de la misma Constitución, se establece que el Rey, tras consultar con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria y a través del presidente del Congreso, propondrá un candidato para el cargo de Presidente del Gobierno. El nombre propuesto por el jefe del Estado español será sometido a la sesión de investidura, y su aprobación requerirá una mayoría absoluta.
La intención de los líderes del PP y el PSOE de presentarse a la investidura puso al panorama político español en un verdadero dilema tras el anuncio de los resultados de las últimas elecciones del 23 de julio. Esto llevó a los expertos a plantear la siguiente pregunta: ¿Qué hará Felipe VI? ¿Apoyará al candidato más votado o al que logre reunir los suficientes apoyos para ser investido?
Es evidente que el futuro de la gobernabilidad queda en manos de Felipe VI. Sánchez resaltó la importancia de la formación de Gobierno basada en los apoyos en el Congreso, mientras que Feijóo aseguró que el jefe del Estado actuará conforme a la ley y sus obligaciones constitucionales. De ello se deduce que ambos líderes pretenden utilizar al Rey como pieza en esta disputa política. La decisión del Rey no debe politizarse, ya que su función va más allá de las luchas partidistas. Tanto el PP como el PSOE no pueden influir indebidamente en la decisión del monarca, y la ronda de consultas para formar Gobierno no debe convertirse en un acto político. En esta línea, la monarquía española es consciente de que debe mantener su neutralidad y evitar ser influenciada por aspectos políticos, manteniéndose al margen de las maniobras políticas.
Un dilema para Felipe VI
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, expuso ante su Grupo Parlamentario su deseo de establecer un gobierno orientado hacia la acción en lugar de la resistencia. Reiteró la imperiosa necesidad de un gobierno que respete la Constitución y enfatizó que los populares aspiran a contribuir al progreso de España en vez de simplemente obstaculizar a otros. Feijóo resaltó su intención de revitalizar el parlamentarismo y de guiar su administración como un ejemplo de cortesía y respeto, en contraste con la tendencia hacia la política despectiva en España. Además, manifestó su confianza en que el Rey Felipe VI le encomendará la formación del gobierno debido a la victoria en las elecciones.
Sánchez, por su parte, está seguro de que volverá a ser presidente del Gobierno y de que la nueva legislatura se caracterizará por el avance en derechos, inversiones y refuerzo del Estado de Bienestar. De hecho, el presidente del Gobierno español en funciones ha citado el artículo 99 de la Constitución, que otorga al Rey la autoridad de seleccionar un candidato para liderar el Ejecutivo, e instó al PP a definir su dirección futura y a reconocer que en España gobierna quien cuenta con mayor respaldo. Enfatizó la importancia de que aquellos que se enorgullecen del constitucionalismo respeten el artículo 99 de la Constitución.
La legislación española no establece ningún criterio a seguir para designar a un candidato para la investidura, lo que puede considerarse un arma de doble filo. Felipe VI está invitado a ser un Rey valiente para salvaguardar la unidad de España, al mismo tiempo que debe eludir las posibles acusaciones de autoritarismo que podrían tacharlo de estar en contra de la voluntad popular. Tiene la función de arbitrar y asegurar que las instituciones sigan funcionando, pero se enfrenta a la eterna pregunta: ¿Debería escoger al candidato con más apoyos o más posibilidades de obtenerlos, o al que ha ganado las elecciones?
Bajo mi opinión, considerando no solo el complejo panorama político español sino también el papel crucial de los medios de comunicación en la batalla política, y manteniendo la costumbre de las legislaturas anteriores (con la excepción de 2016, cuando Rajoy declinó la oferta debido a la situación del PP en ese momento, situación que vive el partido en la actualidad), creo que Felipe VI debe proponer al candidato Feijóo para que se someta a un debate de investidura. Sin embargo, es probable que este intento fracase en un 99,99% (dado que no cuenta con aliados suficientes para formar una mayoría que le permita gobernar). Luego entraría en juego Pedro Sánchez, en un posible intento de ser investido y formar un gobierno progresista.
Este planteamiento, aunque legal y viable, no evitará que el Rey Felipe reciba críticas, ya que el primer análisis evidente que se realizaría sobre este hipotético paso del monarca español desde la izquierda es que la monarquía no respeta ni respalda a la mayoría democrática. Esto se debe a que Sánchez cuenta de antemano con más apoyos que Feijóo.
Desde Zarzuela, seguramente estarían añorando los tiempos del bipartidismo, en los cuales el papel del Rey era prácticamente testimonial y proponía al candidato del PP o PSOE que había salido ganador con una mayoría abrumadora. En la actualidad, las mayorías son más complejas y la imagen de neutralidad de la jefatura del Estado podría verse afectada. Esto se debe también a la participación en el juego político de los partidos separatistas, quienes reservan su voto hasta el último minuto para obtener más «favores» en las negociaciones, prefiriendo no acudir a las consultas con el Rey.
La falta de una regla clara para el proceso de escoger un candidato para la investidura abre la oportunidad a dos últimos escenarios que se pueden considerar como «salvavidas» para el monarca. El primero, después de la ronda de consultas, podría concluir que nadie tiene mayoría absoluta. En este caso, podría decidir tomarse más tiempo antes de iniciar nuevas rondas consultivas. El segundo, que podría calificarse de gran valentía por parte de Felipe VI, aunque sea poco probable dadas las intenciones de Sánchez y Feijóo de ir a la investidura, consiste en que el monarca no proponga ningún candidato tras la ronda de contactos, lo que llevaría a unas nuevas elecciones.
Si bien todo son especulaciones acerca de lo que hará Felipe VI después de las consultas con las fuerzas políticas a partir del próximo martes, lo cierto es que si Núñez Feijóo no logra la investidura (una cuestión casi imposible en la actualidad), el líder del PP saldrá desgastado y probablemente será destituido de sus funciones al frente del partido centroderechista.
Por: Soufiane Ben Lazaar
21-08-2023